Biddle Coleridge es uno de los fantasmas que se deslizan a través de las grietas de la sociedad en el primer cuarto del siglo XXI. Cuida de sus intereses en el Distrito Santuario A de San Francisco y se encuentra en el centro de uno de los puntos de inflexión en la historia social de América del Norte.
El fenómeno de principios del siglo XXI conocido como Distritos Santuario consiste en guetos creados para contener a los sin techo, desempleados y enfermos mentales en todas las principales ciudades de los Estados Unidos. Sus habitantes son almas perdidas y casos desesperanzados, y algunos, conocidos como fantasmas, se aprovechan de sus compañeros residentes para labrarse su propio camino Biddle Coleridge – en conocido generalmente por sus iniciales,B.C. – es uno de ellos.
Ciudadano residente
Coleridge está asignado al Distrito A del Santuario en San Francisco en 2024. Habría sido sometido al mismo procedimiento de detección y escaneo que todos los demás residentes, incluyendo un registro de huellas dactilares y llenando un formulario de información. No tiene antecedentes penales previos, ya que a los delincuentes no se les permite alojarse dentro de los distritos santuario, pero sin duda tiene la predisposición hacia el crimen. Evidentemente no carece de inteligencia sin educación, pero su comportamiento bordea lo psicótico.
Coleridge lleva un traje en mal estado, con un abrigo y sombrero flexible. Tiene el pelo castaño largo y barba de pocos dias. Sus violentos excesos están acompañados por un irónico sentido del humor, especialmente cuando se trata de su falta de éxito con el sexo opuesto. Es un fan del actor Errol Flynn y su tierra natal, el estado australiano de Tasmania, y es también un poco sensible acerca de su nombre de pila.
Es algo así como un cabecilla entre los fantasmas. El y una pequeña pandilla acosan e intimidan a otros residentes, especialmente aquellos que son nuevos o parecen vulnerables, por sus tarjeta de comida. Se dirige a los recién llegados el comandante Benjamin Sisko y el Dr. Julian Bashir – que están varados en el siglo XXI después de un extraño accidente de transporte -casi inmediatamente después de su llegada. Es muy beligerante, y desafía a los que buscan hablar si tienen un problema. También intenta ser sarcástico: si ha hecho algo para ofender, dice, por favor hágale saber para que pueda estar seguro de no hacerlo de nuevo.
Violencia inherente
La violencia de Coleridge se extiende más allá de golpear a los residentes desafortunados. Lleva un cuchillo y está preparado para usarlo en casos extremos. Apuñala a un residente, Gabriel Bell, en el estómago cuando Bell se involucra en el intento de atraco de Bashir. Esto convierte a Coleridge en un asesino, si no lo era ya anteriormente, pero las ramificaciones más amplias incluyen la posible devastación de la línea de tiempo. Bell es una figura fundamental en la historia de los Estados Unidos debido a su influencia conteniendo los disturbios a punto de estallar el distrito santuario, y la presencia de dos oficiales de la Flota Estelar lleva inadvertidamente ha llevado inadvertidamente a su muerte.
Figura clave
Coleridge juega un papel clave en los llamados Disturbios de Bell . Se apropia de un rifle y se hace cargo del Centro de Procesamiento, manteniendo como rehenes a los guardias y a los trabajadores aterrorizados. No es demasiado amable con ellos; no puede manejar la histeria de uno de los rehenes, y él está mas que dispuesto a dispararle para detener el ruido. Le gusta amenazarlos, y la adrenalina del arma en su mano y ver el distrito santuario arder a su alrededor lo convierte en un peligroso cañón suelto.
El fantasma desencajado se encierra en una batalla de voluntades con el hombre que conoce como Gabriel Bell -en realidad Sisko, termina metiendose en el papel histórico de Bell – sobre el destino de los rehenes. Sisko señala que son las únicas fichas con las que tienen que negociar, y Coleridge reconoce su la lógica. También aprueba los preparativos estratégicos de Sisko, como bloquear las ventanas del centro para asegurarse de que los francotiradores en los tejados al otro lado de la calle no pueden eliminarlos.
Coleridge respeta la fuerza. Felicita a ‘Bell’ por su ataque de un guardia armado y le pregunta si alguna vez jugó al futbol. El guardia, Vin, se convierte en una espina en el costado del fantasma maníaco con sus burlas constantes, y Coleridge decide que quiere matarlo para aliviar su estrés. Casi lo consigue, Vin intenta escabullirse, pero Sisko y otro residente, Michael Webb, lo impiden.
El plan inicial de Coleridge es cambiar a los rehenes por la libertad, la amnistía y dinero. Quiere huir a Tasmania, hogar de su héroe. A pesar de sus afirmaciones de que está haciendo una declaración política, se está cuidando a sí mismo porque cree que el cambio social no logrará nada – no hay trabajo para personas como ellos. La venganza y la fama también parecen como altas prioridades. Está encantado con la atención que el motín está recibiendo en todos los canales de la red mundial, y obviamente le gusta tener el control de la situación. No está contento cuando Sisko reemplaza a sus cohortes con residentes más razonables que pueden ser de mayie confianza para proteger a los rehenes.
Afirma que esta de su parte y llega a decidir quién está en la lista de invitados.
Dispuesto a morir matando
Los sueños de libertad de Coleridge y una escapada las antípodas llegan a su fin cuando la Guardia Nacional asalta el Centro de Procesamiento bajo la creencia equivocada de que los rehenes han sido asesinados. Dispara a uno de los invasores en el cuerpo a cuerpo antes de que él mismo sea asesinado a tiros. Difícilmente puede ser descrito como una víctima inocente del error, pero algo bueno sale de su muerte, la de Bell, y la de otros – aires de cambio en la opinión pública sobre los distritos santuario, lo que lleva a la búsqueda de otras soluciones y una sociedad finalmente que se enfrenta a sus problemas sociales arraigados.