El sexto largometraje de Star Trek, la última en incluir a todo el elenco de la Serie Original, marcó el regreso de Nicholas Meyer a la silla del director y a una aproximación más valiente en el universo de Star Trek. Así, el Enterprise refleja una vez más la sensibilidad de un diseño más duro y militarista. Aunque Meyer había presionado para que lograr una revisión visual de Star Trek cuando dirigió «La ira de Khan», esta vez incluso se sentía limitado por lo que había sido establecido.
Hay ciertas cosas en «Star Trek» que son inmutables. No las cambias, tan solo puedes cambiar cambiar en formas muy limitadas, realizar cambios cosméticos.
La película significó un punto de inflexión en la franquicia y tras el relativo fracaso de «La Ultima Frontera» Paramount decidió que la película tenía que ser espectacular y emotiva, y al mismo tiempo poner un brillante punto final a las aventuras de Kirk y su tripulación. El proyecto ilusionó a todo el mundo con la excepción de Bennett
Bennett había estado al mando de las películas desde «La Ira de Khan» y en un principio pretendía que la sexta película fuera una precuela a la serie original, que se desarrollaría en la Academia de la Flota Estelar mientras que Kirk y sus compañeros de tripulación eran cadetes. Se necesitaría un nuevo elenco de actores más jóvenes y más baratos. Los actores originales aparecían sólo en el prólogo y el epilogo. Al principio Paramount mostró gran interés por la idea, pero, al aproximarse el veinticinco aniversario de la Serie Original, decidieron, que lo más lógico sería que los fans vieran una última aventura con la tripulación original del Enterprise.
«Starfleet Academy» fue finalmente descartada por el estudio, Bennett no se tomó bien que su proyecto personal fuera aparcado en el fondo de un cajón, y el veterano productor, dolido, se apartó de todo lo relacionado con la franquicia, por lo que para «Aquel País Desconocido». Y con el vigésimo quinto aniversario a tan sólo un año, el estudio se dirigió a Leonard Nimoy para que concibieran rápidamente una aventura adecuada, utilizando todos los miembros del reparto original en la película. Leonard Nimoy, era una decisión muy acertada, pues éste era, sin ningún género de dudas, la persona que mejor conocía el universo de Star Trek después de Gene Roddenberry. Una de las primeras decisiones de Nimoy fue exigir que Nicholas Meyer, a quien ya se había contratado como guionista junto a Denny Martin Flinn, se encargase también de la dirección. Las funciones de Bennett fueron realizadas por Ralph Winter y Stephen-Charles Jaffe.
La premisa argumental de la película fue idea de Leonard Nimoy, quien propuso trasladar la situación política contemporánea, marcada por la caída del comunismo y la desintegración de la Unión Soviética, al universo de Star Trek. Puesto que Mijaíl Gorbachov había empezado a desarrollar su Perestroika a partir del accidente de la central nuclear de Chernobil, Nimoy y Meyer decidieron potenciar el paralelismo entre realidad y ficción utilizando como punto de partida de su historia la explosión de Praxis (una luna de Qo´noS, el planeta de origen de los klingon), y creando el personaje del canciller Gorkon, interpretado por David Warner, que vendría a ser una especie de Gorbachov klingon. Añadiendo una conspiración, al igual que en las mejores películas del cine de espías, con magnicidios y héroes y traidores en las filas de ambos bandos incluidos, construyeron el escenario ideal para la extraordinaria última misión de la tripulación del Enterprise original.
Sin embargo Gene Roddenberry, por aquel entonces ya gravemente enfermo, no estaba convencido en absoluto de la trama de la que sería la última película que vería basada en la serie que creó. El argumento de Star Trek VI no le convencía en absoluto. Gene estaba muy débil y tenía que desplazarse en silla de ruedas, pero aun así asistió a la proyección privada de la película que se hizo para los ejecutivos de Paramount, y aunque éstos se mostraron satisfechos con la película, dando luz verde a su distribución comercial, Roddenberry no dudó en criticar abiertamente todo aquello que no le gustó. De todos los largometrajes rodados hasta ese momento, esta película fue la que provocó las mayores diferencias de opinión entre el creador de Star Trek y Paramount. A Roddenberry le desagradaba la excesiva militarización del ambiente de la película, aunque, sinceramente hay que decir, que es muy coherente con el argumento de la película.
Lo que más le dolió a Roddenberry fue la inclusión de una escena en la que Spock le dice a Kirk que los klingon van a desaparecer, y Kirk le responde lleno de odio: « ¡Que desaparezcan!» Semejante reacción no era propia de Kirk, y Gene, cuya vida se apagaba inexorablemente, consumió sus últimas fuerzas tratando de preservar la integridad moral del personaje que había creado un cuarto de siglo antes, imbuyéndole unos principios y unos valores humanísticos que, con esa simple frase en el guión, quedarían irremediablemente destruidos. William Shatner apoyó a Roddenberry con firmeza, argumentando que Kirk jamás diría algo así. La escena ya había sido rodada y Meyer insistió en mantenerla, por lo que Shatner sugirió rodarla de nuevo, con una pequeña variación: él pronunciaría la misma frase, pero la suavizaría con un gesto que demostrara claramente que, en realidad, no era eso lo que el capitán quería decir, que no era eso lo que el personaje sentía en lo más profundo de su ser. Meyer accedió, pero en el montaje del film se insertó la primera toma. Shatner protestó enérgicamente. Meyer le aseguró que no tenía por qué preocuparse, pues pensaba incluir la escena modificada en el montaje final, antes del estreno oficial del film, pero no lo hizo. En cualquier caso, Roddenberry y Shatner tenían razón. Kirk es un personaje íntegro en todos los aspectos, y los fans nunca habríamos aceptado que Kirk sucumbiera a pasiones tan bajas como el odio o la venganza.
Podemos ver un ejemplo de la integridad moral del capitán en «Star Trek III: En busca de Spock» en la lucha final entre Kirk y Kruge, cuando éste último queda colgado al borde de un precipicio, Kirk no duda en intentar salvarle, a pesar de que se trata del klingon que poco antes ordenó la ejecución de su hijo, David. No debe extrañar, por tanto, que ésa escena entre Kirk y Spock no fuera del agrado de Roddenberry.
Nicholas Meyer quería que la teniente Saavik, quien él había creado para «la ira de Khan», formase parte del complot para asesinar al canciller Gorkon y al presidente de la UFP. Roddenberry se opuso, alegando, con razón, que Saavik era un personaje muy querido por los fans, y que éstos jamás aceptarían que la bella e inteligente vulcaniana traicionara a Kirk y a la Federación. Meyer pretendía que Kirstey Alley retomase el papel para Star Trek VI y por poco lo consigue. Sin embargo, la cotización de Alley, había subido gracias a su trabajo en series como «Cheer´s» y «Mascarada» y a su participación en algunas películas de éxito, hizo que exigiera demasiado dinero y a Paramount, negándose a contratarla. Meyer recurrió entonces a Kim Catrall, quien, consciente de la poca aceptación que había obtenido Robin Curtis como Saavik en «En busca de Spock» y «Misión Salvar la Tierra», se negó a ser la tercera actriz en interpretar el papel, lo que obligó a Nimoy y Meyer a crear el personaje de Valeris.
Roddenberry murió el 24 de octubre de 1991, apenas mes y medio antes del estreno de la película. Su muerte conmocionó a los actores y a millones de fans. Paramount quiso rendirle homenaje, preparando textos para honrar la memoria del Gran Pájaro de la Galaxia, con la intención de insertar alguno de ellos antes de los créditos iniciales de la película. Sin embargo esto provocó un nuevo enfrentamiento entre Nimoy y Mancuso. Nadie había conocido a Roddenberry mejor que los actores de la serie original. Todos ellos sabían que el creador de Star Trek era un hombre sencillo, que detestaba las frases pomposas y los elogios desmedidos, y, en consecuencia, apoyaron a Leonard y se opusieron con todas su fuerzas a la inclusión en el film de una dedicatoria demasiado rebuscada. Fue Nicholas Meyer, que también admiraba y respetaba profundamente a Gene, quien sugirió la sencilla frase que da paso a los títulos de crédito: «Para Gene Roddenberry».
El mayor problema que planteó el proyecto de STAR TREK VI fue su alto presupuesto. Paramount consideró excesivo el presupuesto presentado por Meyer y Nimoy, exigiendo que se recortase al menos en una cuarta parte. Por lo tanto el veterano equipo y el reparto tuvieron que aceptar importantes reducciones en sus salarios. Todos deseaban conmemorar el vigesimoquinto aniversario de la saga con una buena película, y todos y cada uno de ellos sacrificó su interés personal en favor del proyecto. A pesar de ello, el coste de la cinta seguía siendo demasiado elevado, a juicio de los asesores económicos de Paramount, de modo que se decidió reducir las partidas previstas para efectos especiales, decorados, atrezo, etcétera. Llegó a barajarse la posibilidad de contratar los servicios de una compañía de efectos especiales más barata que la ILM (Industrial Light & Magic), pero como la empresa de George Lucas no tenía rival en su especialidad, se optó por otra vía para disminuir los costes de producción.
De nuevo, buena parte de la película se rodó en los decorados de «La Nueva Generación», aprovechando las vacaciones de la producción. Todos los decorados del Enterprise se recrearon en los platós números 5, 8 y 9 de los Estudios Paramount, los mismos utilizados para alojarla
nave de Picard, modificándolos para adaptarlos al aspecto de la Serie Original, y posteriormente dejarlo tal y como estaba como al inicio de la producción, Esto permitió a Paramount ahorrar una considerable suma de dinero, pero Mancuso y sus asesores no estaban satisfechos con lo ahorrado hasta entonces, de modo que se tomó la decisión de eliminar en lo posible la filmación en exteriores, lo cual suponía una buena suma de dinero. Los pocos exteriores se rodaron cerca de los estudios.
Star Trek VI comenzó su rodaje con las escenas de la huida de Kirk, McCoy y Martia por la superficie helada de Rura-Penthe, las cuales fueron rodadas en un parque situado justo debajo de la colina californiana en la que se alza el enorme cartel de Hollywood La nieve era falsa, de plástico y fibra de vidrio, pero las pieles que llevaban los actores eran reales, lo cual contrastaba con las elevadas temperaturas, altas incluso para la época. Shatner y los demás lo pasaron mal, sudando como pollos durante el rodaje en tan adversas condiciones.
Para seguir abaratando costes, Meyer y Nimoy se vieron obligados a tomar la drástica medida de suprimir un buen número de tomas de efectos especiales. El plan de rodaje inicial incluía 110 secuencias con efectos especiales, que fueron reducidas a 51. El ahorro fue considerable, pero durante la postproducción se descubrió que muchas partes del film adolecían de una notable falta de espectacularidad, algo que sin duda afectaría negativamente a su rendimiento en taquilla. Nimoy y Meyer se enfrentaron de nuevo a los Estudios, consiguiendo autorización para incluir 30 escenas más de efectos especiales, a fin de complementar adecuadamente algunas secuencias que resultaban algo flojas.
El rodaje de «Star Trek VI: Aquel País desconocido» se inició el 11 de abril de 1991, prologándose durante 55 días. Aunque se trabajó bajo una gran presión, pues la Paramount exigía que el film estuviese listo para estrenarse antes de finales de año, lo cierto es el rodaje se realizó en un ambiente casi festivo. Los actores, eran conscientes de que estaban trabajando en la película que supondría el fin de las aventuras de la tripulación del Enterprise. El equipo y el elenco se entregaron al máximo, tratando de dar lo mejor de sí mismos en cada toma. Todo estaba saliendo bien, hasta que el último día de rodaje, según recordó tiempo después ninguno de los siete actores principales parecía capaz de hacer su trabajo. Estaban como ausentes, actuaban sin naturalidad y olvidaban sus diálogos. Meyer no tardó en descubrir que la razón de tan extraño comportamiento era que la el elenco original, se había dado cuenta de que estaban rodando las últimas escenas de una saga que había durado un cuarto de siglo, una producción que los había unido como a una familia, e, inconscientemente, se negaban a decirse adiós. Mark Lenard, que había interpretado al embajador Sarek, el padre de Spock, tanto en la serie original como en dos de las películas anteriores, sentía lo mismo que los miembros del reparto original. Deforest Kelly, diría que aquel había sido uno de los días más tristes de su vida.
En once meses – a un ritmo impresionante para una producción de Hollywood – una de las aventuras cinematográficas más fuertes de Star Trek fue estrenada a tiempo para celebrar el cuarto de siglo del aniversario de la saga: a pesar de la insólita atmósfera de tristeza que reinaba durante el rodaje en el plazo previsto, celebrándolo con unas botellas de champagne y con los autógrafos de los actores protagonistas después de que el Enterprise desapareciera hacia «la segunda estrella a la derecha y todo recto hasta la mañana», mientras el Capitán Kirk lee su última entrada en el cuaderno de bitácora.
La primera edición en vídeo incluyó varios minutos de metraje adicional, que no se habían visto en los cines, y que enriquecían la trama. En la primera, el Comandante en Jefe de la Flota Estelar, ayudado por otros oficiales, presentaba al presidente de la Unión Federal de Planetas el proyecto de una operación para rescatar a Kirk y McCoy, que habían sido arrestados por los klingon acusados del asesinato de Gorkon. El presidente rechazaba el plan, argumentando que algo así resultaría perjudicial en el momento en que se trataba de negociar un tratado de paz con el Imperio klingon. En la segunda escena se descubría que el klingon que había intentado asesinar al presidente en Kithomer era, en realidad, el coronel West, uno de los oficiales que presentaba el plan de rescate de Kirk y McCoy. El Coronel West fue interpretado por René Auberjonois, quien poco después se convertiría en otro personaje de Star Trek: en Espacio profundo Nueve, interpretaría al oficial de seguridad Odo.
«Star Trek VI» enormes beneficios en taquilla, siendo nominada a los Oscar de ese año en los apartados de mejores efectos de sonido y mejor maquillaje, aunque no consiguió ninguno de los dos galardones. De todas formas, tanto Paramount y como los fans quedaron encantados con la épica aventura final de Kirk y sus compañeros, una película que cerro de manera digna una época de la mejor ciencia-ficción televisiva y cinematográfica.
Fuente Forgotten Trek
Traducción y adaptación Miguel SJ
Muy buen artículo. Siempre me pareció una muy buena película y una más que digna despedida a la saga original.
Desconocía del dato de Auberjonois. De todas formas esta película está también unida tanto a TNG como a DS9: el abogado que defiende (como puede) a Kirk y McCoy está interpretado por Michael Dorn, pero además el actor interpreta al abuelo de nuestro klingon favorito, Worf!