Entra por primera vez en nuestra conciencia como un hombre misterioso, dando largas , zancadas por el hangar del Enterprise en «Viaje a Babel,» solamente anunciado como «el Embajador de Vulcano» Imaginemos nuestra sorpresa al escuchar de los labios normalmente discretos de Spock «El embajador Sarek y su esposa son mis padres!»
Su relación es altanera, su dignidad inexpugnable, bien sea desquitándose de un Tellarita, o hablando públicamente con desaire con su hijo, con el que no ha tenido relación en más de 18 años. La chispa de la ruptura entre ellos nos es todavia desconocida si bien por ahora que le hemos llegado a conocer bastante bien, es palpable e intrigante. Desde el principio, queremos saber cual fue la causa. Es difícil creer que no fuera más que la decisión de Spock de unirse a la Flota Estelar en lugar continuar con una carrera diplomática como la de su padre. Pasará bastante tiempo antes de que sepamos toda la verdad.
Al ser el primer vulcano total que conocemos, Sarek es suficientemente distante, e incluso siendo decididamente extraterrestre, para ser un embajador, es sorprendentemente grosero, haciendo frente a un adversario publicamente («Los Tellaritas no discuten por razones. Simplemente discuten) y defendendiendose físicamente si es necesario. Nuevamente, pensamos, rellenando los espacios en blanco como los fans de Star Trek indudablemente hacen, que tal vez esta sea la manera de tratar con los Tellaritas. Mostrarles que se puede ser tan grosero como ellos, y de esta forma ganando su respeto.
Aún así, hay algo de escalofriante en la revelación de Spock que «mi padre es muy capaz de matar… lógica y eficientemente»
Añadiendo a este sentido del humor de Sarek del humor, tan seco como los desiertos de Vulcano, esta como se burla de su esposa humana – con la insinuación de una sonrisa y un guiño decidió en su ojo – siendo igualmente emocional.
La afición de Sarek por las mujeres humanas, Amanda primera, Perrin la segunda, es en sí una algo sorprendente. Sería ilógico casarse dos veces una criatura cuya esperanza de vida es mucho más corta que la de uno mismo, arriesgándose a que la inevitable pérdida de su patrimonio no le permitirá a llora. Si Sarek tiene un trágico defecto, es quizás sea esto muy atrevido a la hora de amar. Y mientras que él puede tener la habilidad para mover mundos no puede con su propio hijo.
No es hasta que se encuentra ante la gran sacerdotisa en Monte Seleya en Star Trek III: En busca de Spock que el diplomático mas importante, el hombre cuyas palabras pueden mover planetas, sea capa de encontrar las palabras para expresar la verdadera razón por la cual no quería su hijo se arriesgase en los peligros de la Flota Estelar: «mi lógica es imperfecta en los que se refiere a mi hijo.
Lo que un ser humano llamaría grosería puede ser simplemente conveniencia. Sólo Sarek podría aparecer sin previo aviso en la puerta de Kirk, exigiéndole hablar con él por sí a solas y que la exigencia sea satisfecha. La tripulación de Kirk, on respeto y no sin poca aprensión, realizó a una retirada precipitada. La diplomacia de vulcan no tiene tiempo hablar del tiempo.
También cabe decir que nadie – lógica o por pura fuerza de voluntad – podría persuadir a James T. Kirk a arriesgar su vida y sacrificar su amada barco únicamente por la fuerza del»misticismo de Vulcano. Sarek devolvera ese sacrificio, avergonzando simultáneamente al Embajador Klingon ante el Consejo de Federación al completo, defendiendo a Kirk y su tripulación en su juicio en Star Trek IV: Misión: Salvar la Tierra.
Padre e hijo se reconcilian al final de Star Trek IV. Cuando Sarek es capaz de reconocer que oponerse a la decisión de Spock de unirse a la Flota Estelar podría haber sido «incorrecta:’ Y cuando Spock apela al mando de la flota estelar en nombre de los klingon en Star Trek Vl: Aquel Pais desconocido no estamos sorprendidos. Incluso aquí, la mano del embajador de Vulcano es evidente. Como su padre su hijo, Spock finalmente elige el camino de la diplomacia.
Pero no hemos visto lo último de Sarek. Casi ocho décadas después del Enterprise de Kirk, el Embajador aparece a bordo del Enterprise de Picard en Star Trek: La Nueva Generación en el episodio que lleva su nombre. Pero este es un Sarek muy diferente, su intelecto brillante se encuentra tan dañado por el síndrome de Bendii que sólo una fusión mental con Picard puede ayudarle a controlar sus emociones.
Aún así, Sarek consigue mantener su dignidad final cuando Picard le acusa de haber llorando abiertamente en publico durante el recital, insisitendo en que «recuerdo que fue solo una lagrima»
La inevitabilidad del destino de Sarek se cierne sobre nosotros. Sí, sabemos que es un personaje ficticio, pero le vemos morir casi como si estuviéramos viendo morir a un ser querido. Son muchos los logros, desde el Tratado de Alfa Cygnus X, la entrada de Coridan en la Federación, la alianza entre la Federación y el Imperio Klingon, que no importan tanto ante la inevitabilidad de la enfermedad y de la muerte.
Cuando vemos Sarek nuevamente en la «Unificación», estamos desgarrados entre su sufrimiento final y nuestro gran sentido de pérdida. Cuando Picard viaja a Rómulo darle la triste noticia a Spock, sólo podemos suspirar un silencioso «llorad» conmigo
Finalmente Sarek es una unión sinérgica de palabras en la página y la interpretación de un actor, un personaje memorable cuyo arco abarca dos capitanes de dos naves de la Flota Estelar y al hacerlo, se convierte en parte integrante de la conciencia de Star Trek. A pesar de sus conflictos, casi podemos envidiar a Spock por tal padre. Su presencia nos honra.
Margaret Wander Bonanno
Traducción Miguel SJ